Editorial La Galera, 2008
ISBN: 978-84-246-3048-5
Independientemente de lo que en un primer momento puede parecer oportunismo, el problema del velo y del Islam en la sociedad moderna está tratado desde puntos de vista distintos y enriquecedores.
La protagonista, Amal, australiana de origen palestino musulmán, que por decisión propia ha querido ponerse el velo (hiyab), nos muestra sus sentimientos al enfrentarse con él puesto de continuo en su vida cotidiana. Nos choca su lenguaje (de chica actual) y sus intereses sociales ( como los de cualquier adolescente de la sociedad de consumo) con su forma de entender el hecho de ser musulmana.
Pero quizá lo más interesante del libro radique en la visión que se nos da de su entorno. Todos los personajes que la rodean tienen algo interesante que aportar a la historia: Su amiga Leila, una niña inteligentísima, que también lleva velo, que quiere ser abogada y a la que la madre, sin formación ni estudios, quiere casar lo antes posible:
" - ¿Sabes que mi madre ni siquiera ha leído el Corán? Se guía por lo que le dijo su madre, y ésta a su vez, por lo que le dijo la suya. Esas son sus escrituras -me sonríe de forma desalentadora-. Es como hablar con alguien de otro planeta. Es ella la que ofende al Islam -susurra- no yo." pag. 91
En el instituto, la protagonista tiene amigos de diferentes orígenes y religiones: musulmanes, japoneses, judíos, etc. A través de ellos y de sus circunstancias, vemos cómo desde las costumbres de la sociedad en la que uno ha nacido, resulta difícil integrarse por completo en las nuevas. Estos jóvenes son fruto de una nueva generación, nacida en Australia, enriquecida y condicionada por las culturas de origen de sus familias.
Un personaje especialmente singular es la anciana vecina griega, de religión ortodoxa, a la que Amal visita y que llega a desarrollar un cariño muy especial por la joven musulmana. Su historia, como la de tantos emigrantes, es especialmente triste.
Lo peor que he encontrado a este libro es la traducción y la corrección: expresiones como "soñar en", en vez de "soñar con"; o faltas de ortografía del tipo hecha/echa, que aparecen continuamente. Y en muchas ocasiones hay errores tipográficos, de confusión u omisión de letras. Es una pena que la editorial La Galera no cuide más estos aspectos, porque hace que un libro interesante en cuanto a contenido, se estropee por la forma.
Para terminar, una cita del final del libro que, más que parte de la novela, parece una reflexión de la propia autora:
"Algunos lo encuentran irónico, pero cuando lo pienso, son especialmente los emigrantes los que me han inspirado en mi vida para comprender lo que significa ser australiana. Ser una australiana con guiones. (...)
Son sus historias y sus luchas, sus dolores y sus alegrías, las que me han dado fuerza para conocerme a mí misma, me han retado para que acepte de buena gana mi identidad de chica australiana-palestina-musulmana." pag. 346
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